EL HOMBRE LOBO.
Propuesta de investigación para estudiantes liceales.
Introduce un texto aquí...

EL HOMBRE LOBO. MITO O REALIDAD
(por Fernando Albornoz, Piloto de Marina Mercante, docente de Astronomía, Geografía y Náutica).
Qué hace un docente de Astronomía hablando del hombre lobo? Pues siguiéndole la corriente a los cómicos del grupo que sacan a relucir esa fábula con la intención de distorsionar la clase haciendo reír a los compañeros cuando se trata el tema de las fases de la Luna. Según dicha fábula, el licántropo cambia de hombre a perro cuando hay fase Llena, es decir cada 30 días.
Nuestro salteño escritor Horacio Quiroga tiene un cuento muy apropiado al respecto que ustedes podrán leer bajo el título de: "El lobizón". Es que esta creencia de posible origen celta, fue traída a América donde tal vez hubiera ya otras por el estilo y entonces surgió por sincretismo la del "lobizón", que es el licántropo americano, condición adolecida por el 7mo hijo continuo varón de un matrimonio (sin que haya mujeres nacidas de por medio).
Puede que el humor esté presente en algunas historias; de hecho en la de Quiroga lo está. Pero la que yo más recuerdo es una que leí en una revista de Patoruzú muchos años atrás: narraba la historia de un joven muchacho apremiado por este mal que todo el pueblo sabía y guardaba como gran y hermético secreto. Aconteció que el lobizón en cuestión, como le pasa a la mayoría de los hombres, se enamoró y se casó con una muchacha de una ciudad cercana a la que llevó a vivir a su pueblo.
Los vecinos contaban los días que quedaban para la fase llena de la Luna y rezaban sus rosarios ante la inminente tragedia que sin remedio iba a caer sobre la pareja. Por cierto que en algún momento la joven esposa se enteró de la cruda realidad y fue cuando vio dentro de la casa a aquel enorme perro negro amenazante mostrando los colmillos afilados y que terminara saltando por la ventana abierta del dormitorio y perdiéndose en el campo aquella cálida noche de verano.
El grito de la mujer fue desgarrador y enseguida su casita se llenó de toda la gente que esperaba pacientemente ese inevitable suceso. La muchacha desesperada no obstante encontró consuelo entre los vecinos del lugar que le confesaron que eso ya lo sabían y que estaban a su entera disposición por si algo necesitaba.
Como a los 2 días apareció el lobizón de vuelta, convertido de nuevo en hombre y con toda la ropa desarreglada. Andaba tambaleándose y murmuraba cosas inteligibles. Su esposa lo recibió y lo atendió...y esta situación se repetía cada 30 días con cada Luna llena hasta que la muchacha se acostumbró al fin a tomarlo como parte de su rutina...y hasta se acordaba del detalle de dejar la ventana abierta para que su marido convertido en perro saltara libremente y se perdiera por el campo iluminado por el plenilunio y al que esperaba recibir 2 días después algo maltrecho y caminando haciendo gambetas.
Pero todo tiene un final y éste fue bastante inesperado. Parece que el lobizón tuvo un altercado feo por cuestiones de plata con uno de los vecinos del lugar y éste como venganza le contó toda la verdad a la mujer. Era cierto que su marido se convertía en perro, claro que si...pero eso no duraba más que unos 15 minutos. Luego el tipo aprovechaba a irse de joda 2 días con sus amigotes y por eso volvía así... todo desarreglado! Ay Dios...! Ni en un licántropo se puede confiar!

Pero vayamos ahora al análisis serio de la situación. Comencemos por no confundir términos y expresiones: licántropo, cinocéfalo y síndrome del hombre lobo.
En Mitología el "cinocéfalo" es un ser con cuerpo humano y cabeza de perro, y existen variadas historias sobre estos individuos que hasta fueron usados para representar deidades como Anubis, dios egipcio del inframundo, pero también hay representaciones similares de Cristóbal, un santo cristiano.
El síndrome del hombre lobo es la forma de llamar a una enfermedad muy poco frecuente, conocida como "hipertricosis" y que es hereditaria. Consta de un crecimiento anormal del vello corporal que afecta también al rostro, lo que hace que quienes la padecen adopten un aspecto poco agradable a la vista.
Por su parte el "licántropo" es un ser humano generalmente masculino que se convierte en perro, en lobo, en cerdo salvaje u otra bestia feroz, aunque hay también relatos donde la conversión la experimenta una mujer como en aquella historia cuyo autor no recuerdo, en la que cierto Señor terrateniente yendo de cacería, fue atacado por una loba a la que logró cortarle una mano. Ya de regreso en su castillo encontró muy malograda a su esposa, que se negó a recibirlo y se quejaba de graves dolores... pero que aún así logró el Señor ver que la dama sangraba porque le faltaba una mano!
Hubo entonces una propuesta que hice a mis alumnos de cierto colegio, en la que debían investigar sobre el origen de esas creencias. La consigna consistía en entrevistar a profesionales de la medicina registrando los comentarios pertinentes amén de leer en otras fuentes al respecto. Y así hubo quienes aceptaron el desafío y como resultado recibí una gran cantidad de información que aún conservo en mi biblioteca luego de tantos años. Pero los que me conocen saben que no soy amigo de las lecturas largas, así que intentaré ser lo más concreto posible.
Creer en la posible conversión de un humano en algún tipo de bestia es algo que encontramos en todos los continentes. En Europa fue el lobo mientras que en África lo era la serpiente. Los indígenas norteamericanos también creían en la conversión humana en un lobo o en oso. Mientras tanto en Sur y Centroamérica, el animal en cuestión era principalmente un jaguar. Hasta un cura misionero católico que convivió con los papúes en Oceanía durante 20 años, confirma que existía la convicción de que había brujos que podían convertirse en casuarios. Claro que como ven, siempre estamos hablando de animales agresivos.
Ahora bien, los estudiantes trabajaron en grupo y luego expusieron oralmente los resultados de sus tareas. De las mismas se deduce eso ya sospechado: la "licantropía" es un mito y no una enfermedad. En todo caso el paciente sufre trastornos mentales que lo llevan a la agresividad, habiendo muchas opiniones al respecto que no vamos a comentar aquí debido a su extensión.
A diferencia de hoy, en otros tiempos pasados las soluciones como que eran 2: o se lo encerraba en un calabozo o se lo expulsaba del poblado. Es probable que los ricos optaran por lo primero y los pobres debían aceptar lo segundo. El desconocimiento científico que dejaba un espacio enorme a la superstición popular, hacía de ese infeliz un ser endemoniado y maldito. Y condenado a vivir en el bosque, lejos de curarse vería agravada su situación. Cambiaría su aspecto dado el crecimiento de uñas y cabellos adoptando la figura de una bestia. De seguro que saldría al encuentro de los viajeros intentando conseguir alimento. Deambularía más en las noches de plenilunio por estar más claro el lugar. Y sería considerado como un horrible y deforme monstruo mitad humano y mitad animal. Triste, muy triste sin duda, pero es algo simple de entender. La literatura y el cine aportaron el resto. Al hombre lobo solo se lo puede matar disparándole con una bala de plata. Este metal está asociado a la Luna por su color, como dijera el poeta español Juan Ramón Jiménez: "La Luna es una pastora de plata...", y a no olvidar que para los pueblos del sur de Europa, que la Luna es un ícono trágico, símbolo de la desgracia y la muerte como queda establecido en el "Romancero gitano" de Federico García Lorca y no es extraño pues que se la haya relacionado con estos pobres individuos marginados de la sociedad.
Colaboraron con el trabajo de los alumnos: Dra Alicia Gravina (sicóloga y siquiatra), Dra Matrai (emergencia móvil SUAT), Jorge Sanguinetti (director técnico de emergencia móvil U.C.M.), Prof. Rosa Gamenara (docente de Biología del Colegio). Docentes del Planetario de Montevideo (no se especifican nombres).